Marketing es hacer sentir
13 septiembre, 2013
En marketing, tal y como nos decía Agustín Medina en una reciente entrevista publicada en este mismo blog, aferrarse a los métodos del pasado es un suicidio profesional.
Poca vida les queda a las empresas que no hayan entendido que el marketing va más de personas que de mercados. De personas que ya no aceptan los mensajes unidireccionales de la antigua publicidad, sino que quieren conversar con ellas, saber quién está detrás de ella, hacerse escuchar. De ahí que las empresas con una buena atención al cliente sean las más valoradas por los consumidores. Por el contrario, las organizaciones que olvidan a su público son las más criticadas.
Porque el consumidor moderno huye de la publicidad que sólo busca vender y se acerca a las empresas que se muestran humanas, que enseñan qué hay tras el negocio. Que cuentan historias y hacen sentir.
Storytelling. Ese es uno de los conceptos que aparecen con fuerza en el marketing del siglo XXI. Un marketing que en vez de lanzar mensajes publicitarios busca convertir estos mensajes en historias que impacten a las personas y las hagan sentirse identificadas con la marca.
Contando historias, el marketing del siglo XXI busca enamorar al consumidor, asociar la marca a unos valores que el consumidor quiere compartir, con los que se siente identificado. Porque la gente olvidará lo que dijiste, olvidará lo que hiciste, pero nunca olvidará cómo las hiciste sentir.
Y de eso hemos quedado que trata el marketing moderno: de hacer sentir.
Hacer sentir como lo hace, por ejemplo, Apple, quizás el mejor ejemplo de cómo conseguir que el consumidor ame una marca, la recomiende, no entienda cómo otras personas deciden vivir sin ella.
Apple pasó de ser una empresa en quiebra en 1997 a ser la mayor empresa tecnológica del mundo. Steve Jobs mediante, claro. Pero, ¿cómo logró ser la empresa de la manzana un icono de modernidad?, ¿cuál fue su brillante estrategia de marketing más allá de la identificación de la marca con la figura de su carismático líder?
Vender ideas, no productos. Vender un estilo de vida, una forma de disfrutar de las buenas cosas de la vida. Por eso sus anuncios no muestran cómo funcionan sus iPhone o sus iPad sino cómo se sienten las personas que los usan. Divertidas, exitosas, únicas. Y por eso Apple no tiene simples usuarios (está por ver si la llegada del ‘iPhone low cost’ cambia esta teoría), tiene fans que no dejan de recomendarlo. Y esa es la mejor publicidad que puede tener una marca: la que no tiene que hacer ella porque se la hacen sus propios clientes.
Porque más allá de decir o hacer, Apple hace sentir. Como quería, en otro contexto y con otros objetivos, la activista de los derechos humanos Maya Angelou.
Maya, valioso y excelente comentario. El principio vale lo mismo en el campo social. La aplicación del marketing soclal (Social Marketing) ha traído y sigue brindando muchos beneficios a las organizaciones dispuestas a promover nuevas maneras y formas sutiles a veces, de guiar a los grupos a repensar sus hábitos de rutina, sus actitudes y practicas actuales para buscar nuevos modos de actuar encontrando nuevos beneficios y satisfacciones y guiándolos a mostrar su liderazgo frente a otros como innovadores en sus practicas. En el campo social vender ideas es un gran desafío y las estrategias mas exitosas de social marketing se centran en vender los beneficios e ilustrar con imágenes las sonrisas, las satisfacciones mas que las marcas. Si se trata de nuevos «productos» (en salud las nuevas practicas son un producto), por ejemplo, no se acordaran probablemente quien fue el comunicador o especialista en marketing que les enseño o les contó la historia, y les mostró de paso nuevas forma de lograr un objetivo saludable, sí se acordaran del beneficio que les trajo, de las experiencias personales que les genero, de las sonrisas que produjo en familiares o hijos comprobar que hay maneras de alcanzar beneficios. Ellos serán los mejores vendedores. La valoración de los «productos del social marketing» viene mas por los beneficios que ofrece que por los empaques…o por lo que un nuevo cantante promociona, las personas quieren experimentar…desean encontrar sus propias y personales satisfacciones.
Hola Luis,
Muchas gracias por tu comentario.
Gracias también por introducir dos conceptos de gran relevancia. Uno es el del social marketing, el marketing pensado para mejorar el bienestar de las personas y de las sociedades, el otro el de “experimentar”. El cliente, como dices, no quiere que le digan qué le tiene que gustar, busca experimentar por si mismo para después poder recomendar esa experiencia a sus amigos. De ahí que las marcas deban trabajar por crear experiencias y sensaciones en el cliente más que por lanzar mensajes sobre las ventajas de sus productos.
[…] Como sé que es difícil de entender mi petición, y que en el desierto de hace 2.000 años no se hablaba mucho de Marketing, yo les explico lo que quiero. Quiero saber salir de las crisis en Twitter como el community manager de Fnac, quiero idear campañas de Street Marketing tan impactantes como las de Ikea, quiero que mis estrategias en Mobile Marketing sean tan prácticas para el usuario como las de Starbucks y quiero ser capaz de crear un copy tan bueno como el de Bután (ese de: “Bután, La felicidad es un lugar”. ¡Me encanta!). Si no me he excedido ya (no sé si una Carta a los Reyes Magos tiene un número máximo de caracteres permitido), querría aprender a detectar las necesidades de las personas como hizo el creador de Chupa-Chups y saber cómo crear una religión alrededor de mi marca como hizo Steve Jobs. […]